DESARROLLANDO BUENAS RELACIONES INTERPERSONALES.

¿Quiéres enviarnos tus comentarios sobre el devocional de hoy?
Texto Bíblico: Mateo 7: 1-6

Al meditar en las palabras de Jesús -cuyo énfasis de estas meditaciones son las que se reseñan directamente en los Evangelios-, encontramos enseñanzas muy puntuales, didácticas y que nos advierten de diferentes peligros, que quizás a veces podemos hasta pasar desapercibidos.

Hoy el énfasis es cómo tener buenas relaciones interpersonales que a la vez, nos coloquen como personas honorables delante de los demás y muestren a Dios nuestra obediencia y respeto hacia Él.

No juzgar a los demás. Esto es un desafío sobre todo cuando uno quiere obedecer a Dios y no fallarle en nada, porque tenemos que reconocer que como seres humanos, nuestra tendencia siempre es a ver los errores ajenos, ignorando quizás, que cada semejante, actúa delante de nosotros como un gran espejo, por aquello de que somos precisamente “semejantes”, he ahí la paradoja. Es a la vez, un desafío que debemos asumir cada día, porque obviamente los seres humanos estamos llenos de defectos, los cuales con muy pocas excepciones, no vemos sino hacia el exterior; por esa razón fue que el Señor también nos dio el mandamiento: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

Algo que nos ayuda en ese sentido: 1) Exigirnos a nosotros mismos, a mirar a los demás como parte de la hermosa creación de Dios –de la cual hacemos parte todos-, pero no por decirlo, sino como si biológicamente también esa otra persona, fuese parte nuestra. 2) Pidiéndole a Dios, que desarrolle en nosotros, el precioso Don de la misericordia, al igual que siempre Él muestra con nosotros, puesto que nos sacó de lo más inmundo y terrible donde nos movíamos, perdonó nuestra maldad y nos dio una nueva identidad en Cristo Jesús.

Es importante entender que definitivamente cuando juzgo a otros, atraigo sobre mi vida el juicio, y el Señor promete que con la medida que mido, seré también medido y es allí donde quizás uno no salga muy bien librado. Es entonces cuando el Amado Jesús, hace una comparación impresionante, entre una viga y una paja; sólo al meditar en esto, nos debe aterrar –literalmente hablando-, el juzgar a otro.

Nuestra boca muchas veces puede hacernos pasar malos momentos, por eso, es importante atender los consejos del Señor, que primero saquemos la viga de nosotros, imaginémonos cuánto esfuerzo hay que hacer para sólo mover una viga, ni qué decir, que la podremos sacar de uno de nuestros ojos, sería prácticamente una misión imposible; pues así de imposible debe ser para nosotros, que juzguemos a otros.

El Señor Jesucristo no se va por la tangente, dice con claridad que quien juzgue a otro es un hipócrita, precisamente porque teniendo tanta maldad dentro de nosotros, con qué autoridad vamos a mirar la del otro. Precisamente de eso se trata, porque si tal hacemos, es como decirle a Satanás y sus secuaces “que sí que sigan y se sienten”, y en realidad no es lo que queremos; no obstante, es cuando el Señor advierte que no demos lo santo a los perros, ni nuestras perlas delante de los cerdos porque las van a pisotear y peor aún, se volverán a nosotros para despedazarnos, es decir, todo lo que haya en nosotros de santo, se habrá echado a perder.

Ahora bien, esto en cuanto a lo que se refiere al ámbito espiritual; pero en lo referente a lo cotidiano, si no somos personas que estemos juzgando o criticando a los demás, nos hacemos personas atrayentes ante nuestro prójimo, porque es muy agradable conversar con alguien que tiene algo para enseñar o que comparte con alegría cada momento de su vida, y que siempre tiene algún tema interesante; en cambio, conversar con alguien cuya conversación siempre es criticar de otros, se hace pesado y a la final, nadie quiere estar con esa persona, prácticamente “firma su muerte social”, porque todos le esquivarán mientras puedan.

  • Digg
  • Del.icio.us
  • StumbleUpon
  • Reddit
  • RSS