Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar". Salmos 46:1 y 2

Qué fácil es tener confianza cuando las circunstancias son favorables; qué distinto se tornan los sentimientos cuando se nos mueve el piso, como cuando dice el salmista David.

A Dios gracias, nunca tuve la experiencia de estar en medio de un terremoto, pero sí he oído a personas muy allegadas explicar esta experiencia; debe ser muy difícil confiar en el suelo firme en el cual nos hemos apoyado tantas veces, cuando de pronto se comienza a mover. Dios siempre ha sido la roca firme, en quien nos podemos apoyar y poner toda nuestra confianza. Pero muchas veces hay luchas y dificultades que nos hacen perder la confianza; cuando las nubes se acumulan y las tormentas del conflicto surgen y nos llenan de temor, ese es precisamente el momento de poner nuestra confianza en Dios, para encontrar fortaleza en la presencia del amor de Dios que nos da seguridad; ese es el momento de superar la lucha y el temor dondequiera que nos encontremos y empezar a confiar en la presencia del Señor.

En realidad, las inquietudes de este mundo pueden golpear nuestra puerta tratando de distraer nuestra atención, y si se lo permitimos, desviará nuestra mira del refugio glorioso que podemos encontrar en Dios. Pero, si en Él ponemos la mirada, como dice el autor en hebreos, esto nos llenará de paz mental y no sólo podremos disfrutar de muchas bendiciones en el presente, sino que además esa actitud abrirá el camino para atraer otras, que son nuevas y abundantes.

También, cuando ponemos nuestra mirada en el Señor y confiamos en Él, ese hábito indeseable y la tendencia constante de todo ser humano que es creer en la escasez o limitación, creer que algo malo nos va a suceder, creer que no hay amor que nos cubra, creer que la enfermedad llegará, todo eso trata de mantenernos en servidumbre, pero poniendo nuestra confianza en Dios, nos refugiamos en Él y encontramos no sólo la libertad sino la fortaleza para vivir vigorosos y felices.

Enviado por Andrea Ramírez

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