La Ley de las Consecuencias

 

“NO OS ENGAÑÉIS… TODO LO QUE EL HOMBRE SIEMBRE, ESO TAMBIÉN SEGARÁ” (Gálatas 6:7)
Tras romper un cristal, tu hijo te dice: ‘No lo hice aposta.’ Tu respuesta es: ‘Pero tiraste la piedra que lo rompió, ¿no? Así que lo vas a tener que pagar.’ Y al pagarlo, el joven aprende un principio que le ahorrará males mayores en el futuro. Dios, nuestro Padre amoroso, inventó la ley de las consecuencias para nuestro propio beneficio. Considera lo siguiente:
1) Tus decisiones determinan la clase de cosecha que vas a obtener. Adán y Eva eran libres para obedecer o desobedecer a Dios, pero no pudieron escapar de las consecuencias de su elección. “…Lo que el hombre siembre, eso también segará” (Gálatas 6:7). No eres una marioneta de un dios castigador, ni de una fuerza cósmica malévola, ni de la mala suerte, ni del maligno. Se te ha dado la capacidad de elegir entre el bien y el mal.
2) Tus decisiones afectan a otros. Es probable que tu intención no fuera lastimarlos, pero a veces esos son los daños colaterales de tus hechos, que no se pueden evitar. Tras la conquista de Jericó, Acán robó algo del botín y su acción causó una derrota al pueblo de Israel en Hai. Luego Josué le confrontó diciendo: “¿Por qué trajiste esta desgracia sobre nosotros?…” (Josué 7:25 DHH). Antes de actuar, deberías considerar quién va a ser perjudicado por tus malas decisiones; tal vez tus hijos, tu cónyuge, tus amigos, tu iglesia, etc.
3) El perdón no anula las consecuencias de tus decisiones. Dios oye tu confesión, te perdona y borra tu culpa, pero la ley de las consecuencias sigue operando. “Entonces dijo David…: Pequé contra el Señor. Natán dijo a David: …El Señor ha perdonado tu pecado… pero… el hijo que te ha nacido, ciertamente morirá” (2 Samuel 12:13-14). Por lo tanto, si no quieres cosechar nada malo, no lo siembres.

fuente: devocionalescristianos.org

Enviado por Mariela

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