Por Joyce Meyer
Los
nuevos comienzos son una maravillosa bendición de Dios. Están llenos de
promesas, libres de problemas, y tienen un gran potencial.
Cada
día es una oportunidad para cerrar la puerta al pasado y experimentar
un nuevo comienzo. Aún el hecho de que Dios dividió los días en
segmentos de 24 horas es una evidencia de que nosotros necesitamos
comenzar vez tras vez de manera regular. Siempre hay un nuevo día, un
nuevo mes y un año nuevo. Pero a fin de que nosotros podamos hacer un
buen uso de estos nuevos comienzos, nosotros debemos precisamente
decidir eso. Qué mejor tiempo para decidir sino es el primer mes del Año
Nuevo.
Quizás
has tenido problemas con depresión, ira o amargura. O quizás tú estás
como yo estaba –relaciones y circunstancias pasadas te han agotado, y tú
continúas cargado con las cenizas. Estas son heridas profundas de
lastimaduras que no nunca han sido curadas. Por años yo estaba creyendo
por la vida abundante que Dios me prometía, pero no estaba muy dispuesta
a entregar las cenizas de mi pasado en intercambio por esta vida
abundante. Mis cenizas consistían en cosas del pasado como odio,
amargura y falta de perdón hacia personas que me habían herido, así como
también actitudes negativas, queja y lástima de mí misma. ¿Qué estás
amontonado entre tus cenizas?
¿Estás
batallando con culpa y condenacion? ¿Te sientes mal por algo que tú
hiciste hace muchos años, o por algo que pasó ayer? No importa cuánto
tiempo haya pasado, el pasado continúa siendo el pasado. Lo que has
hecho está hecho, y solamente Dios se puede hacer cargo de eso ahora. Tu
parte es admitir tu error, arrepentirte, recibir el perdón de Dios y
seguir adelante. En Lamentaciones 2:22,23 el profeta Jeremías nos anima
con las noticias de que las misericordias de Dios son nuevas cada
mañana. Yo estoy tan contenta por el hecho de que Dios manda diariamente
un paquete nuevo de misericordia –nosotros podemos decidir tener un
nuevo comienzo ¡cada día!