ACTUARA COMO HABLA



Las palabras son muy importantes. Éstas moldean nuestros pensamientos. Forjan nuestro criterio. Edifican nuestro futuro. Es indispensable escoger bien las palabras que permitimos que salgan de nuestra boca. Igualmente importante es escoger bien lo que permitimos que entre a nuestra cabeza, es decir, nuestros pensamientos, y a nuestro corazón también, porque lo que entra ahí es lo que va a salir. “De la abundancia del corazón, habla la boca”, es lo que leemos en la Biblia en Mateo 12:34.

Dice el proverbio: “Tal como piensa el hombre en su corazón, así es él” (Proverbios 23:7). Es por esta razón que nosotros necesitamos tener cuidado de sólo permitir la entrada de cosas buenas a nuestra mente tanto como a nuestro corazón. No podemos ni debemos permitir el acceso a pensamientos nega­tivos, pesimistas o destructivos, porque nuestros pensamien­tos producirán nuestras acciones.
Nuestras acciones forjarán nuestro futuro. Si nos la pasamos todo el tiempo hablando palabras negativas, los resultados que obtendremos serán negativos. Si siempre estamos pronosticando nuestra destrucción, eso es lo que vamos a conseguir. Si siempre estamos prediciendo nuestra miseria y declarando nuestra mala fortuna, eso es exactamente lo que vamos a conseguir. Conseguimos lo que decimos; y resulta que lo que decimos, es lo que conseguimos. Debemos considerar que las Escrituras dicen en Jeremías 29:11: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”. Y si la Pala­bra de Dios nos expresa esta promesa, debemos acogerla.

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