“ASÍ SERÁ BENDECIDO
EL HOMBRE.” (Salmo 128:4)
Si eres muy atento con los extraños pero no con tu familia,
tienes un problema.
Lee lo siguiente:
“Los niños estaban haciendo mucho ruido, estaban pesados,
insoportables. Así que decidí escaparme de todo eso y tomarme un día para mí
solo -un día para hacer lo que me viniera en gana. Disfrutaría lo máximo, sería
egoísta, no me privaría de nada y sólo me preocuparía de mí mismo.
Salí de casa con dinero en el bolsillo. ‘¡Lo conseguí!’ me dije
a mí mismo, mientras me alejaba de la casa en el automóvil. Me fui a un centro
comercial, disfruté mucho en una librería y compré la colección de poemas de
Walt Whitman. Luego fui a un McDonald´s y pedí dos hamburguesas con patatas
fritas y una bebida grande. Comí todo sin que nadie mi interrumpiera, sin tener
que dar nada de lo mío a nadie ni limpiar la boca, la nariz o las manos de
ningún niño.
Luego me pedí el helado de choc
olate más grande que había. ¡Era libre! Después fui al cine y vi
una película, sin comprar palomitas, sin tener a nadie sentado encima de mis
piernas y sin tener que acompañar a nadie al servicio. Era un hombre libre,
estaba viviendo a tope -pero me sentía triste.
Cuando llegué a casa, todos estaban dormidos. Al meterme en la
cama, mi esposa me dijo: ‘Te echamos de menos.’ A lo que respondí: ‘Yo
también. Nunca volveré a irme de casa.’
El salmista escribió: “Tu mujer será como vid que lleva
fruto a los lados de tu casa; tus hijos, como plantas de olivo alrededor de tu
mesa. Así será bendecido el hombre.” (Salmo 128:3-4)
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