Dedicamos mucho tiempo a tantas cosas a lo largo del día, cosas por hacer tenemos de sobra, no acabamos con los pendientes, desde las cosas que hay que hacer en la casa, el trabajo, la escuela, los hijos, el esposo, los papás, cosas que pagar, hay para quienes son solo algunas de estas actividades, mientras que para otras son casi todas, y no se diga cuando algo se nos complica o nos sale mal, pareciera que los problemas están a la orden del día.
La palabra afán es sinónimo de preocupación, ansiedad, inquietud y hasta desesperación por realizar alguna actividad.
Es muy fácil caer en el afán, en lo personal, he conocido gente que vive preocupada, pareciera que sus preocupaciones o ansiedades en lugar de terminar, se multiplican, se ocupan tanto de sus problemas que nunca tienen ni siquiera 5 minutos de tranquilidad, siempre están afanadas buscando solución a todo, y no están mal en ocuparse de ello, tampoco se trata de que dejes ahí los problemas y se resuelvan solos, lo que realmente hacen mal es querer hacer por sus propias fuerzas lo que no les es posible. Estoy segura que si nos ocupáramos de pedirle a Dios que nos ayude y nos de la sabiduría de cómo salir de cada situación, o la habilidad para manejar nuestro tiempo y actividades, poniéndolo a Él en primer lugar, dándole unos minutos al comenzar el día, agradeciendo por una nueva oportunidad de vivir y disfrutar de todo lo bueno que nos dá, cambiando nuestra actitud, empezando el día con una sonrisa, tranquilamente, y poniendo todo en sus manos, seguramente Él se encargará de que en tu día no exista el afán, la preocupación, la ansiedad.
¿Recuerdas la historia de Marta y María?, mientras María, se ocupó de atender unos momentos a Jesús, Marta estuvo afanada en sus ocupaciones, preocupada, ansiosa por terminar, tal vez hasta molesta por todo lo que tenía que hacer, mientras María disfrutaba de la presencia de Jesús, disfrutando un poco de su visita, Marta se perdió de esos momentos, por estar en sus afanes.
No seamos como Marta, en medio de las miles de ocupaciones, dediquemos un tiempo a la presencia de Dios, a sentir su paz, y dejar que nos dé de su fuerza y paciencia para sacar el día adelante.
No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. (Mateo 6:31-33).
Escrito por: Maite Leija