Las manos desempeñan una importante función en los seres humanos. Desde nuestra tierna infancia, las manos son instrumentos de aprendizaje, afecto, seguridad, etc. Un bebé usa sus manitos para aferrarse a algo cuando teme caer, también para conocerse a sí mismo al palpar su cuerpecito y también a los objetos que le rodean. Aprende que las manos sirven para tocar, acariciar, apretar, etc.
Nuestras manos son capaces de construir y destruir. La etapa de la niñez es importantísima en el aprendizaje del uso de las manos. Los padres deben enseñar a sus hijos a hacerlo de manera positiva y constructiva. Un niño que destruye todo lo que caiga en sus manos, no es necesariamente un niño muy inteligente, que movido por la curiosidad de saber qué tienen las cosas por dentro, rompe todo, como suele decir la gente. Es una actitud negativa, que debe ser corregida a tiempo y averiguar la causa. Puede ser que ese niño necesite atención y actúa así porque no es capaz de expresarlo verbalmente.
Durante toda nuestra vida, las manos son nuestras herramientas naturales, que van con nosotros a todas partes. Aun en la ancianidad, cuando se vuelven un poco torpes, son de gran significado y utilidad. Se ha comprobado que a las personas de la tercera edad, les ayuda enormemente el ocuparse de algún trabajo creativo hecho con sus manos. Los hace sentirse útiles y les eleva su autoestima…”Yo hice esto con mis propias manos” es una frase que se dice con satisfacción.
El trabajo manual constituye una vía de escape ante los problemas de estrés. Combate la ansiedad y la depresión y ayuda a dirigir la mente hacia otras cosas. Si nunca nos hemos dado la oportunidad de dedicar un tiempo a hacer alguna manualidad, hagámoslo, ya que puede ser que descubramos habilidades escondidas en nosotros. Hacer algo diferente nos salva de la rutina, nos libra del aburrimiento y la desmotivación. Nunca es tarde para descubrir talentos que habían estado dormidos. Quizá con aprender a tocar un instrumento musical, descubramos nuestro talento para la música y podamos ponerlo al servicio del Señor.
Nuestras manos son instrumentos valiosísimos que Dios nos dio. Usémoslas en Su obra, para alabarle, para adorarle, para crear belleza a través de un pincel o un lápiz, para producir música, para cultivar la tierra, para construir, para acariciar a nuestros hijos, para pasar las hojas de una Biblia, para aplaudir con gozo y alegría, para escribir un poema y tantas otras cosas más. Pero lo más importante para los hijos de Dios, debe ser levantar nuestras manos hacia el cielo, hacia Dios, nuestro Señor y tomarnos de las Suyas. Sus manos guiarán las nuestras hacia lo bueno y agradable delante de El. Ofrezcamos nuestras manos a Dios para que El las use para Su gloria.
“…Y que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado”
1 Tesalonicenses 4:11
Escrito por: Angélica García Sch.