Aprende a "soltar"


"...EL HOMBRE DEJARÁ PADRE Y MADRE, Y SE UNIRÁ A SU MUJER..." (Mateo 19:5)

 

No hagas que tus hijos se sientan culpables por crecer. Nacieron para volar. Si no pueden, ¿qué dice eso de ti como padre o madre? Al primero al que se le ocurrió la idea de que los hijos se fueran de casa fue a Dios. Entonces, cuando tus hijos se hagan adultos, no pierdas la perspectiva ni sucumbas ante el resentimiento y la autocompasión. Aprende a dejar de ser propietario y conviértete en su entrenador. Así es como Dios planteó la vida. Tus hijos adultos ya deben tener los recursos para valerse por sí mismos. La pregunta es: ¿y tú? No ataques a los que ahora forman parte de la vida de tus hijos. Es fácil juzgar a la ligera cuando ya no mandas. ¡No lo hagas! A nadie le gustan los críticos, y no conseguirás más que alejar a tus hijos. No pierdas los estribos, ya que has invertido tanto en esa relac ión paternal.


Aunque estés disgustado por haber dado mucho y al parecer recibir muy poco, e incluso cuando no aceptes sus decisiones, es mejor orar que discutir. Cuéntaselo a Dios. ¡Él puede cambiar lo que tú no puedes! Tus hijos estarían mal preparados para la vida si hubieran crecido sin formar sus propias opiniones y tener su singularidad. Como padre, estás en tu derecho a pensar y sentir de cierto modo, pero una vez que hayas expresado tu manera de ver las cosas, respeta sus decisiones y apóyalos lo mejor que puedas. No permitas que el diablo te robe tus inversiones más preciadas. Lo mejor que puedes hacer como padre o madre es amar a tus hijos, orar por ellos y "estar ahí" cuando te necesiten.

 

Por Bob y Debbie Gass, con la colaboración de Ruth Gass Halliday

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