“Herodes
quería matar a Juan, pero temía a la gente, porque todos tenían a Juan
por profeta. En el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías salió a
bailar delante de los invitados, y gustó tanto a Herodes, que éste le
prometió bajo juramento darle cualquier cosa que pidiera. Ella entonces,
aconsejada por su madre, le dijo: "Dame en una bandeja la cabeza de
Juan el Bautista.” (Mateo 14.5)
Esta cita del Evangelio de San Mateo y otra similar del de San Marcos (Marcos 6.14) presentan al lector de los textos evangélicos el personaje de Salomé; Salomé no es mencionada por su nombre; sólo se hace referencia a ella como la "hija de Herodías."
Conocemos el nombre de Salomé gracias al historiador romano Flavio Josefo quien lo cita en su obra Las Antigüedades Judías (libro XVIII, 5-4): "Herodías, [...] quien tuvo una hija, Salomé; después de su nacimiento, Herodías [...] se divorció de su esposo mientras aún estaba vivo, y se casó con Herodes, hermano de su esposo por línea paterna, él era tetrarca de Galilea; pero Salomé se casó con Herodes Filipo [...] tetrarca de Traconítide [...]".
Herodes
Antipas incumple las leyes judías al enamorarse de su cuñada Herodías, a
la que aparta de su hermanastro Herodes Filipo y, tras repudiar a su
primera esposa, se unirá a ella.
Juan
el Bautista siguiendo la tradición judía consideraba, igual que el
resto del pueblo, esta situación incestuosa y así se lo hizo saber al
Tetrarca de Galilea y a su nueva esposa; despertando su odio y haciendo
que desearan su muerte; pero el pueblo amaba al Bautista por lo que no
se atrevieron a satisfacer sus deseos; aunque Herodes, para castigarlo,
ordenó que lo encarcelaran en la fortaleza de Maqueronte. Sin embargo,
sus deseos no tardaron en cumplirse gracias a la intervención de Salomé,
la hija adolescente de Herodías y Herodes Filipo, que aconsejada por su
madre, fue inocentemente la ejecutora del profeta y precursor de
Cristo.En el banquete que se celebró con motivo del cumpleaños de su padrastro la joven bailó para él y su baile fue tan cautivador que el Tetrarca juró solemnemente que cumpliría cualquier deseo que ella le pidiera, y ella aconsejada por su madre pidió que le entregara la cabeza de Juan el Bautista. Al haber realizado el juramento delante de toda la corte Herodes no pudo negarse y tuvo que acceder a la petición de Salomé sirviéndole la cabeza en “bandeja de plata”, cabeza que ella, dócilmente, entregó a su madre.
Enviado por Elisabeth