El
ministerio juvenil es un trabajo muy serio, quizás el más serio de
todos si se toma en cuenta el tipo de decisiones que tienen que tomar
los jóvenes —decisiones que afectarán el resto de su vida—y se considera
cuántos de los miembros de nuestras iglesias tomaron sus decisiones
espirituales más importantes en la adolescencia.
Alcanzar
inteligentemente a la juventud es vital para la iglesia. La mayor parte
del liderazgo evangélico coincidirá con esta afirmación. Sin embargo,
no muchos saben exactamente cómo hacerlo ni tienen una idea clara acerca
de qué es un ministerio juvenil eficaz. Prueba de esto es que
históricamente el liderazgo juvenil evangélico latinoamericano se ha
desarrollado según el modelo artesanal —el artesano entrena
informalmente a un aprendiz sólo mediante el ejemplo. Basta con ver el
reducido número de cursos de pastoral juvenil ofrecido por los
seminarios y lo limitado del material publicado para líderes juveniles.
Además
son pocas las iglesias que sostienen económicamente a sus ministros de
jóvenes, y poco el tiempo que la mayoría de los líderes juveniles duran
en ese ministerio. Un alto porcentaje cree que el liderazgo juvenil es
un escalón para llegar al «ministerio en serio». Tal concepto es un
error. El ministerio juvenil es un trabajo muy serio, quizás el más
serio de todos si se toma en cuenta el tipo de decisiones que tienen que
tomar los jóvenes —decisiones que afectarán el resto de su vida—y se
considera cuántos de los miembros de nuestras iglesias tomaron sus
decisiones espirituales más importantes en la adolescencia.
Muchas
veces es más fácil definir algo por lo que no es que por lo que es. Por
eso empiezo nombrando algunos conceptos populares que aunque contienen
algo de verdad están equivocados respecto a lo que es un ministerio
juvenil eficaz. Hagamos las respectivas aclaraciones:
Lo que el ministerio juvenil eficaz no es:
No es una reunión
Algunos
creen que el ministerio juvenil se limita a la reunión del fin de
semana. Los que piensan así utilizan todas sus energías en arreglar
quién predica, quién dirige la alabanza y quién hace alguna que otra
cosa diferente, pero no invierten su tiempo en relacionarse con cada uno
de los jóvenes que asisten y menos piensan en todos esos adolescentes
del barrio que no quieren por nada del mundo pisar el templo de una
iglesia. La materia prima de un ministerio juvenil está compuesta por
las personas que componen ese ministerio y las personas que se pretende
alcanzar por medio de él. La programación de actividades es una excusa o
el medio para acercarse a esas personas, pero hacer una reunión a la
semana no es el ministerio de nadie.
No es un convento
Según
los objetivos eclesiales que nos dejó el mismo Señor Jesús, la iglesia
está para ser agente de transformación en la comunidad. Después de amar a
Dios, nuestra segunda consigna clara es amar al prójimo. La iglesia no
está para alejar a los jóvenes del «cochino y asqueroso» mundo, sino
para entrenarlos y entusiasmarlos con el amor de Cristo de tal manera
que puedan contagiar a otros jóvenes con la ética y las verdades del
Reino. Los ministerios juveniles estilo «convento» se la pasan hablando
de lo malo que es el mundo sin dar ninguna alternativa, o peor, sin
siquiera hacer contacto con nada de lo que los jóvenes viven en la vida
diaria fuera de los templos. Estos ministerios suelen utilizar la Biblia
como un texto del pasado sin hacer puentes con el presente. Crean una
de dos situaciones: o jóvenes «extraterrestres» que no saben
relacionarse con sus compañeros de escuela o barrio que necesitan a
Jesucristo, o jóvenes hipócritas que viven una cosa en el templo pero
fuera de él piensan y hacen otra.
No es un frigorífico
El
propósito del ministerio juvenil no es mantener entretenidos a los
jóvenes con actividades sanas mientras lleguen a la adultez. Las
iglesias que piensan de esta manera suelen creer que los jóvenes y
adolescentes no pueden servir al Señor durante esa edad y que la tarea
con ellos consiste sólo en mantenerlos aprendiendo y en librarlos del
mal mientras se hagan adultos.
El
no tomar en cuenta a los adolescentes es señal de una iglesia local
minusválida. El apóstol fue claro al afirmar en 1 Co 12.4–11 que todos
los nacidos de nuevo poseen dones, y los adolescentes no son la
excepción. Es increíble el potencial que los adolescentes representan
para el hoy de cada congregación. En general, ellos tienen más tiempo,
más energía y más facilidad para alcanzar a otras familias a través de
sus compañeros de estudio. Ellos tienen todas las posibilidades de
convertirse en los miembros más activos de cada congregación, y el
ministerio juvenil debería ser una punta de lanza para la estrategia
evangelizadora de cada iglesia local.
No es una escuela
Gracias
a los griegos, en occidente se cree que el sistema de enseñanza es como
llenar un vaso de agua. Es desde la antigüedad que se cree que si se
tiene la información correcta se funciona correctamente. Pero este
concepto es impreciso. Muchos conocemos gente que tiene toda la
información bíblica necesaria, y sin embargo, no posee nada del fruto
del Espíritu Santo. Los jóvenes no son como un vaso de agua que se llena
sino como un fuego que se enciende. Nuestra función no es meramente
enseñarles las historias bíblicas y obligarlos a aprender versículos
bíblicos. La enseñanza es un componente muy valioso pero hay diversas
maneras de propiciar el aprendizaje y sobre todo la madurez de nuestros
jóvenes. Si al pensar en el ministerio juvenil la única imagen que viene
a la mente de un líder es la de un grupo de jóvenes sentados mirándose
la nuca y escuchándolo a él disertar por más de una hora, ese líder está
en serios problemas y difícilmente podrá alcanzar lo que Cristo espera
de nuestro ministerio.
Lo que un ministerio juvenil eficaz sí es
Trabaja basándose en un propósito definido
Lo
primero que hay que definir es el propósito ¿Para qué existe y qué se
supone que debe lograr un ministerio juvenil? Pablo hace un excelente
resumen del propósito de su ministerio en Colosenses 1.28 «A este Cristo
proclamamos, aconsejando y enseñando con toda sabiduría a todos los
seres humanos para presentarlos a todos perfectos en él.» O sea que todo
lo que Pablo hacía y decía por Cristo era con el objetivo definido de
poder acompañar a cada ser humano a un grado mayor de perfección. Esta
última palabra siempre me pareció extraña, pero al investigarla me
resultó muy clarificador encontrar que en el texto griego la palabra
traducida como «perfectos» es teleios que también se puede traducir como
«maduros». El propósito del ministerio juvenil es acompañar a la
juventud hacia la madurez completa la cual sólo se puede encontrar en
Cristo.
Acompaña a los adolescentes en los cinco factores de su desarrollo
La
adolescncia es la etapa de transición que va desde la niñez a la
adultez. Esta carrera se hace sobre cinco andariveles o carriles que son
el físico, emocional, intelectual, social y espiritual. Por cada uno de
ellos los jovencitos van tratando de satisfacer sus necesidades
esenciales de identidad e independencia en el camino hacia la madurez.
Nuestra tarea es facilitarles los recursos necesarios y no dejarlos
solos en el proceso.
El
ministerio juvenil eficaz presta mucha atención a cada uno de estos
andariveles y planea activamente cómo acompañar a los adolescentes en su
camino hacia la madurez. Incluye deportes porque estos favorecen el
factor físico. Estimula el pensamiento crítico con debates,
cuestionarios, y dando libertad para preguntas, porque es necesario para
su desarrollo intelectual. Facilita relaciones positivas entre
adolescentes homogéneos y heterogéneos para que aprendan a ser
individuos que puedan funcionar bien en la sociedad. El liderazgo eficaz
ofrece seguridad para los diferentes picos de la montaña rusa de
emociones que los adolescentes viven y, sobre todo, modela la madurez
espiritual.
Trabaja basándose en relaciones
Un
ministerio juvenil eficaz no tiene nada que ver con tamaño, ni
horarios, ni reuniones «lindas». Hay ministerios juveniles sanos de
todos los tamaños y con todos los estilos así como también los hay
enfermos. En los ministerios juveniles sanos la gran clave es la
relación de los líderes con los jóvenes y el trabajo cuidadoso, paciente
y dedicado para que estos se relacionen cada día más y mejor con
Cristo.
Ideas para desarrollar relaciones que produzcan madurez
Propongo
algunas ideas para trabajar seriamente esas relaciones. Las siguientes
son algunas habilidades de los líderes juveniles más eficaces:
Tener orejas activas:
Somos
tan propensos a hablar que nos cuesta demasiado escuchar. Este es uno
de los errores más marcados en muchos líderes cristianos. Algunos, aun
cuando se encuentran en situaciones en que pueden dar un consejo, no
escuchan lo que se les dice porque, mientras la otra persona habla,
ellos ya están pensando qué decir después. La que sigue es una frase
dura: «Si no podemos escuchar a alguien en necesidad a quien vemos,
¿cómo vamos a escuchar a Dios a quien no vemos?» La mayoría de los
adolescentes necesita de alguien que los escuche. El simple hecho de
escucharlos es una herramienta muy poderosa para impactarlos sin hablar.
Escuchar activamente no se limita sólo a prestar oído a las palabras.
También es necesario estar atentos al lenguaje corporal pues muchas
personas siempre comunican algo sin necesidad de verbalizarlo. Hacer
preguntas abiertas o remarcar emociones con frases de empatía como «eso
sí debe haber sido terrible» siempre ayuda.
Recordar nombres:
El
nombre es una de las posesiones más importantes de una persona. El no
saber el nombre de un joven comunica que ese joven no es lo
suficientemente importante para el líder. Por eso, si queremos que
nuestros jóvenes sientan que son importantes para nosotros debemos hacer
todo lo posible por tener bien presente su nombre. ¿Por qué alguien de
quien no recordamos ni el nombre va a querer seguir nuestros consejos?
Todavía me parece increíble la cantidad de iglesias dónde la gente se
esconde detrás del «hermano/hermana» porque nunca se aprenden el nombre
de los demás. Yo no conozco ninguna familia en la cual se traten entre
sí de «hermano/hermana» en lugar del nombre. El nombre de uno es muy
importante. Quiero compartir algunas claves para recordar nombres:
Repita el nombre tan pronto como pueda después de que le presenten al nuevo joven.
Una vez que ha aprendido un nombre úselo frecuentemente en cada conversación.
Use el nombre antes de hacer una pregunta.
Relacione el nombre con el de alguien a quien ya conoce.
Cuando repita el nombre que está aprendiendo reproduzca mentalmente la imagen de la cara de la persona.
Escriba
el nombre en su mano o en un papel cuando le presenten a alguien antes
de que empiece una reunión y después menciónelo durante la misma.
Pídale ayuda a Dios para recordar esto que es tan importante.
Estimular con aplausos, porras, palmadas:
Nunca
recibimos suficiente estímulo. Todos estamos siempre sedientos de más, y
no me da ninguna vergüenza decirlo: me encanta que alguien se dé cuenta
cuando he hecho algún esfuerzo. ¿A usted no? A nuestros jóvenes
también. La sociedad de hoy está siempre rebajando a nuestros
adolescentes. Los medios masivos de comunicación les hacen creer que
ellos no son ni tienen lo suficiente hasta que se compren determinado
producto o usen determinada moda. Sus compañeros de escuela usan la
burla a la primera oportunidad y muchas veces sus padres se encargan de
hacerlos sentir mal respecto de sí mismos. Alguien que los haga sentir
mejor consigo mismos —que les muestre aprecio y estima— es siempre
bienvenido. Hay algunos valores, actitudes y aptitudes que deben
constantemente ser aplaudidos y afirmados en nuestros jóvenes. Ofrezco
una lista de aquellos que no deben pasar desapercibidos y quedar sin
estímulo del líder:
sentido del humor
fidelidad
puntualidad
esfuerzo extra
voz fuerte
sonrisa
nuevo peinado
modales
disponibilidad
disposición
flexibilidad
conocimiento general
conocimiento bíblico
humildad
honestidad
habilidad para algún deporte
habilidad de hacer que otros se sientan mejor
iniciativa de acercarse a alguien nuevo
defender a quien recibe burlas
buen rendimiento académico
Usted puede añadir su propia lista
Mantener el contacto: teléfono/correo/e-mail:
Cualquier
excusa es buena para hacer contacto con los jóvenes fuera del ámbito
del templo. Si quiere trabajar en la vida de ellos tiene que hacer
contacto en lo cotidiano de su vida. Conéctese con el joven cuando
piense en él sin causa aparente. Comuníquese con él cuando tiene cierto
tiempo de no verlo. Llámelo cuando haya visto algo sobresaliente en él,
ya sea para agradecerle, afirmarlo o animarlo. Búsquelo para continuar
alguna conversación.
Preparar frases inteligentes:
Existen algunas frases que deben ser repetidas constantemente a los jóvenes. Notará que algunas se han formulado como preguntas.
Tú puedes hacerlo muy bien.
No te rindas.
¡Qué buena idea!
¿Qué crees que Dios te está enseñando?
Dime más acerca de eso.
Gracias por escuchar.
Gracias por ayudar.
¿Quieres venir conmigo?
¿Cuáles son las consecuencias potenciales?
¿Qué es lo que te gusta de él/ella?
Estoy seguro de que harás una buena elección.
¡Qué lindo verte!
¿Qué piensan tus padres?
Me gusta tenerte en la iglesia.
Recuérdame tu nombre.
El
ministerio juvenil es la preciosa aventura de acompañar a los
adolescentes y jóvenes hacia la madurez en Cristo por todos los medios
que podamos. Es un ministerio difícil y que demanda sacrificios. Lo
resultados son siempre a largo plazo y muchos de ellos no alcanzan a
verse porque nuestro trabajo consiste más en prevenir que en curar. Los
líderes juveniles están forjando a los portadores de la única esperanza
para las familias de la tierra. Están dando forma a la iglesia de Cristo
del hoy y del futuro.
Escrito por: Lucas Leys