Querido Señor:
En
la Biblia yo he encontrado grandes ejemplos de mujeres que
trascendieron la historia y con su ejemplo me han inspirado. Es por
esto que de la manera más humilde y sencilla vengo a pedirte que…
Así
como Déborah me des disposición y buen ánimo para enfrentar cualquier
batalla espiritual, emocional o física que se me presente en la vida.
Quiero como Eva poder ser ayuda idónea, un buen complemento, madre de
buenas generaciones. Tener la gracia y hermosura de Rebeca, Raquel y
Sara. Poder mantener la fe y la esperanza aún cuando no vea nada.
Dame
la serenidad, verticalidad, astucia y prudencia que tuvo Abigail. La
inteligencia de Noemí y la clase de corazón que tuvo Ruth. Que pudiendo
buscar su propio bienestar, decidió no abandonar a una suegra que
había quedado viuda, sin hijos y desamparada. Que pueda seguir las
instrucciones y atender los consejos que me den aquellas personas que
tienen más experiencia que yo.
Que así como Marta, sea una excelente servidora, hacendosa en las
tareas del hogar y procure con diligencia entregarme con excelencia a
los demás. Pero que así como María su hermana, sepa cuando debo
postrarme o sentarme a tus pies para escuchar lo que tú tienes que
decirme, aquello que tú quieres enseñarme, que nunca por estar tan
afanada me pierda la mejor parte que es estar en tu presencia.
Quiero ser valiente como Ester, que aunque sintió temor, no cedió a la
intimidación. Ella se atrevió a exponer su vida para lograr la
liberación de un pueblo que buscaba oprimir y matar. Y supo como
utilizar su gracia, inteligencia y belleza.
Dios,
que así como aquella mujer que con fe pedía justicia e insistentemente
clamó hasta que consiguió aquello que pedía, yo pueda luchar con
tenacidad y entrega por alcanzar mis sueños. Y que como la mujer que
fue sanada del flujo de sangre, no me importe la multitud, la
enfermedad y las limitaciones para yo poder tocar tu manto.
Me
gustaría poder valorar las cosas simples y sencillas, aún aquellas que
podrían parecer insignificantes. Tal como la mujer de la parábola de
la dracma, que pueda regocijarme al encontrar aquello que con tanto
ahínco buscaba y celebrar una fiesta gozosa. Porque si valoro lo mucho y
lo poco, tendré un balance, estaré equilibrada, caminaré con los pies
en la tierra.
Señor, quiero vivir tan apasionada y enamorada de ti como la sunamita,
que aguardó con paciencia a su amado hasta que lo encontró y que una
vez que lo encontró nunca lo dejó. Dame la clase de visión espiritual
que tuvo Elizabeth para poder discernir y comprender que más allá de lo
que otros podían ver, lo que María llevaba en su vientre, sería el
Salvador del mundo. Que pueda identificar y percatarme de las
maravillas que solo tú haces posible para así poder bendecir y alabar
tu nombre. Que mis palabras sean de bendición y de tanto aliento como
las que ella dijo a María.
Tal
cual Dorcas quiero ser solidaria con mis semejantes. Vivir tan
saturada de amor que cuando muera la gente pueda sentir mi partida
porque recuerden que le hice un bien.
Y
por favor te imploro buen Dios, que así como María encuentre gracia
ante tus ojos. Que pueda enfrentar grandes retos y ante el dolor
permanecer serena y callada. Dame prudencia y un gran corazón,
sabiduría y sencillez. Que cuando la gente mire a mí alrededor puedan
identificarme como tu hija. Que con tu luz yo alumbre al mundo y sea
siempre pregonera de las buenas nuevas.
Amén.
Autora: Brendaliz Avilés
Enviado por Catalina Garduño