“Lo saciaré
de larga vida”, Salmo 91: 16. La sexta promesa de los versículos
finales del Salmo 91 se encuentra en el versículo 16. Dios no sólo dice
que Él prolongará nuestra vida y nos dará muchos cumpleaños. ¡No! Él
dice que nos saciará de larga vida. Hay personas que testificarían que
celebrar muchos cumpleaños no es necesariamente una bendición. Pero
Dios dice que Él nos dará muchos cumpleaños y a medida que lleguen esos
cumpleaños, experimentaremos satisfacción.
Se ha dicho que hay un vacío con forma de Dios dentro de cada uno de
nosotros. El hombre ha intentado llenar ese vacío con muchas cosas
diferentes, pero nada satisfará el vacío hasta que sea lleno con Jesús.
Él es la verdadera satisfacción a la cual Dios se refiere en su
promesa.
Dios está haciendo la oferta. Si acudimos a Él, dejamos que Él llene el
lugar vacío en el interior y le permitimos que nos ayude a cumplir el
llamado que hay en nuestra vida, entonces nos dará una larga vida y nos
satisfará mientras la vivimos. Solamente la persona insatisfecha puede
apreciar realmente lo que significa encontrar satisfacción.
Es un hecho que Dios quiere que vivamos una vida satisfactoria, pero no
pasemos por alto la promesa de una larga vida. El rey David fue el
guerrero más valiente y atrevido de Israel, sin embargo, vivió una buena
vejez: lleno de días, como a los autores del Antiguo Testamento les
gustaba decir. Su vida estuvo llena de combate, situaciones de alto
riesgo y pronósticos imposibles, no obstante, él no murió en batalla,
sino que su cabeza quedó en paz en su vejez. Una larga vida es una
estupenda promesa de protección.
Pablo nos hace saber en Efesios que estamos en un combate. No podemos
seguir la corriente de lo que se siente bien y ganar esta batalla,
porque el enemigo hará que el camino erróneo sea muy fácil de tomar.
Una vez, en una barca en el mar de Galilea, los discípulos clamaron,
teniendo temor a ahogarse en la tormenta. Jesús, sin embargo, había
dicho que debían pasar al otro lado. Si ellos hubieran pensado bien lo
que Él había dicho, habrían sabido que la tormenta no les haría daño
porque tenían la palabra de Él con respecto a una misión al otro lado
del lago. De la misma manera, si se le ha prometido a usted una vida
larga y satisfactoria, entonces usted sabe que atravesará las actuales
circunstancias.
John Evans, un predicador galés, relató un incidente que le sucedió a
un amigo durante la Guerra Civil poco después de haber recibido una
comisión del capitán. Aunque muchos de los hombres en el ejército tenían
poca consideración por la religión, estaba de moda que cada soldado
llevase una Biblia.
Mientras seguía órdenes de quemar un fuerte, el capitán y sus hombres
estaban bajo un pesado fuego del enemigo. Cuando el conflicto terminó,
él descubrió que una bala de mosquete se había incrustado en su Biblia,
la cual llevaba en su bolsillo. Si no hubiera sido por esa
intervención, seguramente él habría muerto. Investigando más sobre el
incidente, él entonces descubrió que la bala había llegado a detenerse
en el versículo de Eclesiastés 11:9: “Alégrate, joven, en tu juventud… y
anda en los caminos de tu corazón… pero sabe, que sobre todas estas
cosas te juzgará Dios”. Este mensaje causó una profunda impresión en su
mente, al igual que el modo en que fue dado. Como hombre no religioso,
entendió que la Biblia literalmente había hecho algo más que sólo
intentar salvar su alma. Como resultado, él dirigió inmediatamente su
corazón hacia Dios y continuó siendo devoto en su caminar cristiano
hasta una buena vejez. Él con frecuencia testificaba de cómo la Biblia
aquel día se convirtió en la salvación de su cuerpo al igual que de su
alma.
Dios no estaba interesado sólo en proteger la vida de ese hombre y
alargarla; Él estaba más interesado en la fiel obediencia de él a medida
que vivía esa vida. De la misma manera, Dios quiere que reclamemos la
promesa de una larga vida, pero también quiere que utilicemos nuestra
larga vida viviendo para Él. Hágase la pregunta: “¿Qué voy a hacer con
mi larga vida?”.
Nada en este mundo es más confiable que las promesas de Dios, cuando
las creemos, nos negamos a dudar, y hacemos de su Palabra nuestra
autoridad final para cada área de la vida. Hay, sin embargo, algo único
en este salmo. Se pueden encontrar promesas de protección en toda la
Biblia, pero el Salmo 91 es el único lugar en la Palabra donde todas
las promesas de protección están reunidas en una colección, formando un
pacto escrito por medio del Espíritu Santo. ¡Qué poderoso es eso!
Yo creo que el Salmo 91 es un pacto: un contrato espiritual que Dios ha
puesto a disposición de sus hijos. Se necesita con desesperación en
estos tiempos difíciles. Hay algunos que sinceramente preguntan: “¿Cómo
sabe que puede tomar un canto de los salmos y basar su vida en él?”.
Jesús respondió esa pregunta. El valor de los salmos fue enfatizado
cuando Él los citó como una fuente de verdad que debe cumplirse: Y les
dijo: “Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros:
que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la
ley de Moisés, en los profetas y en los salmos” (Lucas 24:44, énfasis
añadido).
Cuando Jesús específicamente iguala los Salmos con la Ley de Moisés y
los Profetas, vemos que es históricamente relevante, proféticamente sano
y totalmente aplicable y confiable. En una época en que hay tantas
incertidumbres por delante, es más que consolador entender que Dios no
sólo sabe de antemano a lo que nos enfrentaremos, sino que también hace
una total provisión para nosotros.
—Extracto tomado del libro Salmo 91 de Peggy Joyce Ruth. Una publicación de Casa Creación. Usado con permiso.
Enviado por Nilda Ortíz