JESUS ES NUESTRA UNICA ESPERANZA


Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua, y aun mi carne descansará en esperanza; porque no dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que tu Santo vea corrupción. Hechos 2:26-27

Hace muchos años, Dios me dijo algo que ha marcado mi ministerio desde entonces, y fue lo siguiente: "La fe en Jesucristo es la única esperanza que cualquier persona en el mundo puede tener".

A la luz de lo que está sucediendo hoy a nuestro alrededor, la verdad de esas palabras es lamentablemente más dolorosa que nunca. Somos una generación que padece enfermedades que nadie puede sanar y que sufre problemas que nadie puede solucionar. Los éxitos pasajeros que podamos tener se ven rápidamente reemplazados por dificultades mayores. Esta experiencia es cada vez más común tanto entre creyentes como entre no creyentes.

Aunque no debería ser así, lo es. A los creyentes los matan las mismas enfermedades que están matando al resto del mundo y los azotan los mismos problemas que azotan a los incoversos. Muchos hijos de Dios van por la vida como si no tuvieran ninguna esperanza, como lo hace el resto del mundo.

¿Por qué? Porque la fe en Jesucristo es la única esperanza que cualquier persona en el mundo puede tener. Pero la mayoría de los cristianos no saben cómo vivir por la fe. En lugar de ser llenos de la Palabra de Dios y de fe, están llenos de tradiciones y supersticiones religiosas, y por eso es que sufren innecesariamente. Cuando el diablo los ataca con alguna enfermedad o algún mal, o con la pobreza, la depresión o el divorcio, con frecuencia se quedan sin poder hacer nada mientras son consumidos por alguna de esas cosas. En realidad no saben qué hacer. La Biblia dice: "Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento" (Oseas 4:6).

Pero usted sí tiene el conocimiento de que Jesucristo es su esperanza. Confíe en Él y dígale al mundo que cualquiera puede también poner toda su esperanza en Él.

Escritura Devocional para leer : Hechos 2:26-27

Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua, y aun mi carne descansará en esperanza; porque no dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que tu Santo vea corrupción.

Fuente: devocionalescristianos.org


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