Romanos 3:27-28
¿Dónde,
pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las
obras? No, sino por la ley de la fe.Concluimos, pues, que el hombre es
justificado por la fe sin las obras de la Ley.
Pensamientos del Día:
Mi
hija Amanda acaba de comenzar el tercer grado. En su aula hay un
tablero con el nombre de cada estudiante puesto en una lista. Siempre
que un estudiante realice una tarea apropiadamente, el profesor sube su
nombre en el tablero (por ejemplo: terminar el trabajo a tiempo). Por el
contrario el nombre del estudiante es bajado en el tablero si muestra
un comportamiento indeseado (hablar durante la clase, etc.). A Amanda
realmente le gusta el tablero porque es una forma visual clara de su
rendimiento. Las reglas, los premios, y el castigo son claramente
mostrados para que todos lo vean.
A veces pienso que sería más fácil si Dios nos diera una boleta de puntuación similar, escrita a todo lo largo del cielo para que todos la vean. En el cielo irían nuestros últimos éxitos y fracasos. Por ejemplo: "Mike le abrió la puerta a una señora mayor (puntuación uno para él). Pero entonces él chismeó, mintió y violó dos leyes de tráfico. ¡Su marca desciende a tres otra vez hoy!" Lamentablemente, sabemos como terminaría esta medición - caeríamos bien debajo de la línea de admisibilidad, todos pereceríamos. En otras palabras, ninguno de nosotros por nuestras buenas obras, podría hacer suficiente para compensar nuestro pecado.
La pregunta de Pablo en nuestro pasaje de hoy es simplemente esto: "si por la medida de Dios todos fallamos, entonces ¿por qué jactarnos cuando en ocasiones realmente seguimos la ley?" Afortunadamente, Dios no tiene a la raza humana en el sistema de mérito, sino mas bien en el sistema de creencia - fe - por lo que Él ha hecho por nosotros. Por lo tanto, ¿con qué derecho alardeamos?
A veces pienso que sería más fácil si Dios nos diera una boleta de puntuación similar, escrita a todo lo largo del cielo para que todos la vean. En el cielo irían nuestros últimos éxitos y fracasos. Por ejemplo: "Mike le abrió la puerta a una señora mayor (puntuación uno para él). Pero entonces él chismeó, mintió y violó dos leyes de tráfico. ¡Su marca desciende a tres otra vez hoy!" Lamentablemente, sabemos como terminaría esta medición - caeríamos bien debajo de la línea de admisibilidad, todos pereceríamos. En otras palabras, ninguno de nosotros por nuestras buenas obras, podría hacer suficiente para compensar nuestro pecado.
La pregunta de Pablo en nuestro pasaje de hoy es simplemente esto: "si por la medida de Dios todos fallamos, entonces ¿por qué jactarnos cuando en ocasiones realmente seguimos la ley?" Afortunadamente, Dios no tiene a la raza humana en el sistema de mérito, sino mas bien en el sistema de creencia - fe - por lo que Él ha hecho por nosotros. Por lo tanto, ¿con qué derecho alardeamos?
Preguntas para Reflexionar:
¿Se
jacta usted de sus buenas obras? ¿Piensa usted que de alguna manera,
hacer el bien, le hace mejor que otras personas - quizás más calificado
para entrar en el reino de los cielos? Piense otra vez. El pecado es el
gran gol negativo del empate y es por eso que necesitamos un salvador (
Romanos 3:23 "por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria
de Dios").