PRESENCIA, DIVINA PRESENCIA

 

Con el aire que respiro y estas ganas de vivir
me proyecto cada día, y espero encontrarte aquí;
me estremezco simplemente ante el mundo y su maldad
ante el hombre que vacío, se ha olvidado hasta de amar.

………….

Me atormentan los silencios… me atormenta la crueldad,
me atormenta nuevamente este vacío infinito
de este aire que respiro y que llamamos sociedad.

………….

Me atormenta la impotencia, me atormenta el gran dolor,
de esos pequeños sin rumbo que han encontrado en la calle
un poco de la esperanza que algún día se perdió,
me atormentan sus ropitas que sólo cubren, Señor,
Aquella miseria humana que ha llegado a su interior.

………….

La calle se ha hecho vida, en medio de la opresión;
sólo tienen por morada, cualquier rincón solitario,
al que pronto están llegando cuando ya se oculta el día
cuando el tiempo ya no avanza, porque el frío los calcina.

………….

Y nosotros…simplemente vemos el mundo morir,
nos olvidamos que un día, tú te entregaste Señor,
llegaste al madero Santo, dándonos tu redención
para que en medio de todo te sintiéramos, Oh Dios.

………….

Tampoco ésto ha bastado, para renacer en ti
porque la miseria humana se ha olvidado de reír;
ya no suenan los clarines, ya no canta el ruiseñor
pues la soledad que habita, es sólo ausencia de Dios.

………….

Autora: Dora Maria Cárdenas M

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