CRISTO NUESTRA RECONCILIACION
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Adán disfrutó del perfecto compañerismo y comunión con Dios, antes que él le desobedeciera en el Jardín. Cuando Adán y Eva desobedecieron a Dios ese compañerismo fue quebrantado y Adán trató de esconderse de Dios (Génesis 3:8-11).
Ese compañerismo quebrantado con Dios necesitaba ser restaurado o el hombre podría estar separado eternamente de la santa presencia de Dios.
El apóstol Pablo nos dijo Dios “nos reconcilió consigo mismo a través de Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación: que Dios estaba reconciliando al mundo consigo en Cristo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros el mensaje de la reconciliación (2 Cor. 5:18-19)
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Dios “hace uno”, lo que fuera antiguamente una relación rota. La palabra “reconciliar” propiamente denota cambiar, como intercambiar dinero, y en una relación de personas, es cambiar de enemistad a la amistad, y de este modo reconciliar.
Esto es lo que Dios llevó acabo al ejercer su obra hacia nosotros, pecadores en el terreno de la muerta de Cristo por nuestros pecados. Nosotros somos quienes necesitábamos el cambio de la enemistad hacia la amistad con Dios. Nosotros necesitamos ser reconciliados con Dios.
Debido al sacrificio expiatorio de Cristo los hombres en su condición de pecado y alienación de Dios se les invita a ser reconciliados con Él. El cambio de actitud es por nuestra parte, no de Dios. El hombre pecaminoso, rebelde y desobediente es quien necesita cambiar. Dios en su amor y gracia alcanzó al hombre y proveyó el medio a través del cual El podría reconciliarnos con El mismo.
El cambio que se necesita de nuestra parte es el arrepentimiento y fe. Un nacimiento espiritual trae el cambio en nuestros corazones hacia Dios.
El apóstol Pablo nos dice que nosotros somos los que fuimos reconciliados con Dios en Cristo. “Porque si mientras éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su hijo, mucho más, habiendo sido reconciliados, seremos salvos por Su vida.” (Rom. 5:10) Nosotros fuimos los enemigos y hostiles a Dios. Hasta que éste cambio tome lugar en nuestros corazones, estamos bajo condenación, expuestos a la ira de Dios.
Como puede Dios reconciliarnos a Si mismo? La muerte de su Hijo es la razón de remover la ira de Dios y de este modo recibimos la reconciliación.
El énfasis de estos pasajes es sobre la actitud de Dios en gracia actuando hacia nosotros para cambiar nuestra actitud hacia El. Nosotros lo amamos a El porque el nos amó primero.
Nosotros recibimos “reconciliación” porque Cristo ofreció expiación por nuestros pecados. Por lo tanto Dios puede actuar de acuerdo a su incambiable rectitud y bondad hacia los pecadores. El no olvidó que somos pecadores, ni El se reconcilia con hombres pecadores. Necesitamos ser reconciliados con Dios a causa de nuestra enemistad.
El pecado siempre separa y destruye la relaciones. Así como Dios buscó a Adán después que el pecó (Gen. 3:9). El viene a buscarnos y ha reconciliarnos con el mismo.
La única persona quien puede mediar entre el pecador y Dios y traer reconciliación es Jesucristo (1 Timoteo 2:5). La barrera que nos separa de Dios fue removida por la muerte de Cristo. Nuestra reconciliación con Dios fue hecha posible a causa del sacrificio sin pecado de Jesús como nuestro sustituto. Dios nos reconcilia a Si mismo a través de la redención en Cristo. Fue un acto de Dios porque “Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo a El mismo.
Es un acto de gracia. No lo merecemos, pero Dios en su amor tomó la iniciativa y removió las barreras (2 corintios 5:21). La reconciliación para el creyente esta completa. El ha removido toda enemistad y nada se mantiene como un impedimento para estar en paz con Dios. ¿Te has reconciliado con El?