“y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros”
Isaías 25: 8b
Seguramente es duro y también difícil, las cosas no salieron como esperabas que salieran, todo se dio vuelta, nunca imaginaste que sería así. Pensaste que lo tenías bajo control y no fue así y ahora las lágrimas no dejan de fluir, te preguntas una y otra vez ¿Que fue lo que fallo?, ¿Por qué las cosas salieron mal?
Lagrimas inundan tu vida, día y noche, quizá nadie lo sabe, lloras a solas esperando de esa manera desahogarte, pero a solas para que nadie se entere que te afecto, con lagrimas en tus ojos observas el cielo y en una actitud de interrogación quisieras preguntarle a Dios ¿Por qué?
Lagrimas y mas lagrimas es el pan de cada día y tu actitud de derrota no se puede esconder, te sientes culpable por algo que no fue tu culpa, por algo que no iba a ser de otra manera, aun cuando tu hubieras hecho todo lo que pudieras, nada iba a cambiar, iba a ser siempre así como fue.
Una voz en el cielo se deja oír, es Dios mismo que ha visto todo lo que en tu vida a sucedido, como las cosas se fueron dando de esa manera, en muchas ocasiones quiso tomar parte de eso, pero por más intento que hubo de su parte de llamar tu atención estabas totalmente segada y sorda.
Esa voz del cielo que se deja oír en este momento dice: “No más lagrimas”, “No llores más”.
Dios se hace sentir, hay algo diferente en el ambiente, es algo sobrenatural y al mejor estilo suyo, con una paño de amor Dios seca cada lagrima, te ve al rostro y te dice que anhela ver una sonrisa, tus lagrimas vuelven a salir, la mano de Dios está sosteniendo tu barbilla observando tus ojos, mientras te dice: “Yo estoy contigo, estoy aquí”, tus ojos como cristal no dejan de brillar, nuevas lagrimas salen, pero estas no son tan amargas como las otras, estas lagrimas son de sentirse apreciada por Dios.
El Señor te mira y te dice: “Eres mi hija y yo soy tu Padre”; quieres decir algo, más un nudo en tu garganta no te lo permite, Dios te dice: “No necesitas decírmelo, yo puedo sentirlo”, lo abrazas fuerte y el consuela tu cabeza, como un Padre a su hija mas amada.
Te sientes segura, estas entre sus brazos, las lagrimas terminan de salir, hay un suspiro de tu parte como los hay después de buen momento de lagrimas y sollozos, suspiros de sentimientos aparecen, Dios acaricia tu cabello y te dice: “Tranquila todo paso, Yo hare nuevo todo”.
No hallas como agradecer, quieres hacer algo, necesitas hacerlo, pero Dios que te comprende como el Padre mas Amoroso que existe solo te dice: “No más lagrimas, no llores más”.
En este día Dios quiere que sepas que ya no quiere que sigas llorando y lamentándote, que Él tiene el control de todo y más aun del tiempo, no tienes de que preocuparte, El está contigo, que es tu Padre y que hará TODO nuevo.
Dios te dice hoy:
No más lagrimas, No llores más, yo hare NUEVAS todas las cosas
Autor: Enrique Monterroza