Mujer:
Tú no estás sola. Te puede faltar tu esposo, amigos, hijos y aún familiares.
Pero
aunque sientas que todos te han abandonado, recuerda que Dios nunca te
ha dejado. Él no te desampara porque es quien te está dando las
fuerzas para que puedas continuar. Él te acompaña en las noches cuando
desolada lloras queriendo morir o desaparecer.
Cuando
perdida miras tu imagen frente al espejo y te sientes perdida y sin
identidad. Cuando te cuestionas muerta de miedo, qué será de ti y aún
de tus hijos porque ves el futuro incierto. Dios está cuando parece que
no habrá mañana.
Es tu presente y te da esperanzas de un buen futuro cuando el pasado quiere empañar el ahora.
Jehová
te extiende los brazos cuando has caído profundamente en el pozo de la
desesperación o cuando te han dejado rotas las ilusiones y en añicos
la esperanza.
Él quiere ser tu reposo un refugio para tu corazón cansado y cargado.
No
te limites ni te encierres en el abismo profundo de la soledad y la
depresión, porque Dios quiere darte vida, una vida abundante y fresca.
Si vas a la Biblia encontrarás documentado en ella, que a la viuda y
huérfana sustentó. Que a Ester valor le dio y a Rut cuando enviudó, al
tiempo nuevo esposo le dio. Deborah conquisto la batalla porque Dios
iba peleando al frente de ella. Si a ellas mi Cristo socorrió a ti
también te ayudará. No lo dudes, solo confía. Cierra tus ojos, amárrate
fuerte de sus promesas y sigue caminando aunque ahora no veas nada. El
camino se hace caminando.
¡No te intimides, pon manos a la obra!
Al final del sendero te aguarda el premio que esperan los que a Dios se inclinan y siguen luchando.
Autora: Brendaliz Avilés