EL ESPIRITU SANTO NUESTRO CONSOLADOR


Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu porque el Espíritu todo lo escudriña, aún lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Más nosotros tenemos la mente de Cristo. (1 Corintios 2:10-16)

Hemos hablado del Padre como Único y Dios verdadero, de Jesús como aquel que es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Hoy vamos hablar del Espíritu Santo, el consolador dado a nosotros. El tema del Espíritu Santo es motivo, en muchas ocasiones, de mucha controversia, sin embargo, es y debe ser motivo de esperanza, consuelo y revelación por parte de Dios.

La presencia del Espíritu Santo en la tierra es desde la misma creación de Dios. (cf. Génesis 1:2) La acción del Espíritu de Dios ha sido indispensable en el cumplimiento de los propósitos divinos. Es en el nuevo testamento donde encontramos las mayores referencias acerca del Espíritu Santo. Su presencia acontece en el Pentecostés (cf. Hechos 2). A partir ese momento la época del Espíritu Santo. Así, a todo hombre o mujer que decide seguir a Jesús le es dada la manifestación del Espíritu Santo.

Pero, ¿quién es el Espíritu Santo? ¿Qué hace el Espíritu Santo? ¿Para qué sirve el Espíritu Santo? ¿Qué relación guarda con el Padre y el Hijo? ¿Qué hace en nosotros, los creyentes, el Espíritu Santo? Estas son algunas de las preguntas que nos vienen a la mente cuando tratamos de hablar acerca del Espíritu Santo. Bien, vamos a intentar el día de hoy, responder a esas preguntas. Debemos estar conscientes que hay muchas otras preguntas acerca del Espíritu Santo, pero no podemos resolverlas el día de hoy, es como si tratarmos de meter toda la arena del mar en una botella.

Vamos a utilizar algunos pasajes claves en el Evangelio de Juan, los cuales nos permiten ver y aprender acerca del Consolador, este es el nombre que se la atribuye al Espiritu Santo, ya dejando ver una función permanente de él en la vida de la humanidad, consolar.

Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. (Juan 14:16,17)

El Consolador está aquí en nosotros, él es el Espíritu de Verdad. Nos muestra la verdad de Dios, y nos permite tener intimidad con Dios.

Sí, el Espíritu Santo cumple la misión de enseñarnos la verdad de Dios, el plan de Dios, de esta manera, cuando conocemos la verdad de Dios estamos listos para poder tener intimidad con Dios. Con la verdad de Dios nuestra mente es abierta al obrar de Dios. Conocer la verdad es conocer a Dios. Todas las diferentes escuelas de filosofía que han transcurrido por el devenir académico, se han preguntado constantemente acerca de qué es la verdad. Hoy tenemos la solución: Jesucristo es la Verdad y el Espíritu de Verdad nos da a conocer esa Verdad y cuando la conocemos, simplemente penetramos en la verdad de Dios, que en otras palabras, tenemos comunión con Dios.

Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. (Juan 14:25-26)

El Consolador está aquí en nosotros, él es el Espíritu Santo. Nos enseña el camino y el propósito de Dios en este mundo. Su voz es audible nos permite vivir en santidad.

Sí, el Espíritu Santo habla a nuestro oído. Estoy seguro que esto es escándalo para el mundo. ¿Cómo puede el Espíritu Santo hablar sin ser visto? He aquí uno de los grandes misterios que solo pertenecen a Dios, pero a lo largo de la historia del cristianismo, ha habido millones de hombres y mujeres que dan testimonio de cómo han escuchado la voz de Dios. Oír la voz de Dios, por medio de su Espíritu Santo es abrir nuestro espíritu para que Dios obre y nos santifique. Esta santificación está condicionada a nuestro abrir, es decir, a nuestra disposición a aprender de él.

Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio. (Juan 15:26-27)

El Consolador está aquí en nosotros, el es el Espíritu del Padre. Nos da a conocer al Único y Verdadero, de esta manera, nosotros damos testimonio de esta realidad espiritual.

Sí, por medio del Espíritu Santo conocemos al Padre y conocemos a Jesús, somos partícipes de su gloria y santidad. Somos ados en el plan de Dios para con el mundo, nos corresponde dar a conocer esto que acontece en nosotros, damos a conocer al Padre y al Hijo por medio del poder del Espíritu Santo. Por eso, debemos estar conscientes que cuando damos testimonio de Dios a los hombres es el Espíritu de Dios quien hace la obra. Y no olvidemos, que sólo vamos dar testimonio si realmente permanecemos en él.

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