La
vida quizá no te esta sonriendo, quisieras sonreír, pero lejos de
sonreír tienes muchas ganas de llorar, la sonrisa se ha borrado de tu
rostro, pareciera que fue raptada por las circunstancias que te han
rodeado los últimos días.
Para
ponerle la cereza al pastel de la amargura el enemigo ha enviado toda
clase de pensamientos negativos que te quieren llevar a creer que no
existes para Dios o que no se preocupa por tu actual estado. Pareciera
que hay un tsunami de emociones en tu vida que lo único que hacen es
abonar a que la vida te siga sin sonreír.
Tienes
ganas de rendirte, lo piensas y lo sigues pensando, pensamientos de
derrota, pensamientos de fracaso y de todo aquello que te hace creer
que no eres merecedor o merecedora de la gracia de Dios vienen como un
diluvio a tu mente.
Por
un momento el enemigo sonríe, el si sonríe, y lo hace porque cada vez
te ve más hundido, ve que te estás hundiendo poco a poco y ahora si
casi está seguro que termino contigo.
Mientras
tanto en el reino de los cielos hay una expectativa enorme, esperando a
ver tus movimientos, esperando que hagas lo que desde un principio
habías tenido que hacer, pero esta vez con diferencia, esa diferencia
se llama: Disposición de Corazón.
Quemas tu último cartucho, te dices a ti mismo: “Si Dios no me habla hoy, entonces me rendiré, ¡Ya no puedo más!”,
enciendes tu computadora, visitas este sitio, a lo mejor no estaba en
tus planes, pero si en los del Señor y te encuentras con la siguiente
frase:
“Yo
nunca te he abandonado, ni lo hare, tu eres mi especial tesoro, tu
eres la niña de mis ojos, la razón de enviar a mi único hijo a morir en
esa cruz, Yo te he amado y te amare siempre y no estoy dispuesto a
soltarte, porque se lo que tengo para ti”.
Es increíble, ¿Qué puedo decir?, ¿Qué excusa pondré?, ¿Qué le respondo?, mas Dios dice:
“No
tienes que decirme nada, no tienes que excusarte, simplemente déjate
que te abrase, te quiero abrazar, te quiero sentir junto a mí, no huyas
de mi presencia, no huyas de los planes que tengo para ti, solo déjate
amar, simplemente, sonríe”.
De
tu rostro quiere salir una sonrisa, esa que le demuestre que todo está
bien, tus ojos se llenan de lágrimas y quieres demostrarle que
sonríes, mas él te dice:
“No
sabes cómo te amo, no sabes lo mucho que anhelo tenerte a mi lado
siempre, por favor no te olvides de mí, Yo soy tu Paz, Yo soy tu
Descanso y al que a mi viene nunca lo echare fuera”.
¡Ay
Dios!, ¿Qué puedo hacer?, Quiero pero no puedo, tengo el deseo de
seguirlo intentando pero siempre pasa lo mismo. Más El responde:
“¡Vamos!
Déjame intentarlo, yo lo hare por ti, deposita tus fuerzas en mi,
deposita toda tu vida en mí, yo lo hare, solo confía”.
No
necesitas decir nada, simplemente doblega tu voluntad y ríndela a Él,
dedica un par de minutos a Él, cierra tus ojos y siente su presencia,
no sigas leyendo, solo cierra tus ojos y experiméntalo en este momento,
¡Vamos hazlo! Y luego de un momento sigues leyendo.
¡Qué
lindo rostro tienes!, ¿Algo paso verdad?, si Dios no se ha olvidado de
ti, El siempre ha estado allí, solo basta dedicarle unos minutos para
sentir que SIEMPRE HA ESTADO A TU LADO.
Te
vez diferente, el rostro te ha cambiado, quizá la vida en este momento
no te sonríe, pero estoy seguro que Dios esta sonriendo de verte con
más confianza, renovadas tus fuerzas y sobretodo, en medio de cualquier
lágrima, con un rostro más alegre.
¡Sonríe, porque Dios se está sonriendo contigo!
Enviado por Silvia Quintero