"NO TEMAS, PORQUE YO ESTOY CONTIGO..." (Isaías 41:10)
Hay
diversas clases de temor. Está el temor que te advierte que no te
acerques al fuego. O el temor que te infunde respeto hacia Dios (Salmo
2:11). Oswald Chambers dijo: "Cuando temes a Dios, no tienes que temer
ninguna otra cosa". Está también el miedo que te hace sentir impotencia
ante ciertas situaciones. A veces el temor tiene su raíz en la crítica
de los padres o en las amenazas de los acosadores, y aunque no tiene
fundamento real, todavía te atormenta. Está el miedo a fallar, el cual
si no se trata hará precisamente que falles. Job dijo: "...Me ha acontecido lo que yo temía"
(Job 3:25). También está el temor a lo desconocido, cuando tu
imaginación se desboca. '¿Qué pasa si nunca encuentro al "hombre (o la
mujer) de mi vida", si pierdo el trabajo, si la biopsia
da positivo?'
Una y otra vez en la Biblia Dios dice: "No temas, porque yo estoy contigo" (Isaías 41:10). Paul Tournier destaca: "La vida y la fe consisten en ir siempre hacia delante -y no se puede avanzar sin dejar algo atrás-. El trapecista de circo tiene que soltar uno de los trapecios en el momento preciso y volar en el vacío antes de agarrar el otro. La fe también nos pide que salgamos de lo que nos es familiar y cómodo. que aprendamos nuevas destrezas y ministremos de manera diferente". Pero eso nos incomoda y pensamos: '¿Qué pasa si Dios me pide hacer algo que no puedo hacer?' O bien 'No tengo suficientes fuerzas, o sabiduría, o fe'. Si confiaras en tus propios recursos, te meterías en problemas. Pero la re alidad es que Dios "...[te] conocía y [te] eligió ..." (1 Pedro 1:2 NTV). Cada vez que te enfrentas a un nuevo reto, Él te fortalece, demostrando así que no solamente te ha dado las herramientas necesarias para prosperar sino que también es responsable del resultado.
"...NO... FUNDADA EN LA SABIDURÍA DE LOS HOMBRES, SINO EN EL PODER DE DIOS" (1 Corintios 2:5)
Uno
de los mayores avances en la psicología moderna es la ley de Dollo
(también llamada ley de la "reversibilidad evolutiva"). Según ésta, si
te sientes de manera determinada actúas en consecuencia. Pero cuando a
pesar de no tener ganas de hacer algo lo haces, esa misma dinámica crea
un sentimiento que se pone de acuerdo con tus acciones. Dallas Willard
lo expresó así: "Puedes vivir haciendo lo contrario de lo que profesas,
pero no puedes vivir haciendo lo contrario de lo que crees. Tus
creencias se manifiestan siempre en tu comportamiento". Puesto que el
temor es una reacción que aprendemos, también se puede "desaprender".
Hay dos tipos de valentía: la primera demanda acción. El antiguo
presidente estadounidense Andrew Jackson dijo: "Tómate tiempo para
deliberar, pero cuando llegue la hora de actuar, deja de
pensar y hazlo. Un hombre con coraje se convierte en mayoría".
El segundo tipo de valentía requiere paciencia: la tenacidad de perseverar después de haber dado lo mejor de ti y antes de ver los resultados. A menudo la única diferencia entre un héroe y un cobarde es que el héroe aguanta cinco minutos más. Cuando huyes de situaciones intimidantes, el temor se acrecienta y acaba controlando tu vida. Pero cuando enfrentas los problemas, "no en la sabiduría de los hombres sino en el poder de Dios", aumenta tu confianza hasta alcanzar un punto en el que ya no estás controlado por el temor. William Cooper escribió el siguiente himno: "Dios se mueve de forma misteriosa buscando sus prodigios realizar; Sus huellas deja en la mar anchurosa y en la tormenta se ve cabalgar. Que tomen nuevas fuerzas los creyentes; las nubes que hoy infunden gran temor, llenas están de gran misericordia que manda sobre ellos en su amor".