JUVENTUD SIN OBJETIVO

Jesús... le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.
Juan 4:13-14

Hoy en la mañana los periódicos aún relataban un accidente dramático que ocurrió a la salida de un club nocturno y que dejó como saldo la muerte de dos jóvenes. Muy a menudo los fines de semana ocurre lo mismo. La gente quiere divertirse, olvidar por un momento las inquietudes y problemas de la vida, tratar de evadir el día a día en el torbellino de una noche… y el fin le llega sin previo aviso, dejando a la familia en la profunda tristeza. ¡Cuántas vidas destrozadas o perdidas! El vacío interior de la gente es demasiado grande; hoy existen pocos puntos de referencia en cuanto a la moralidad. Las perspectivas son tan sombrías que muchos prefieren embriagarse con placeres engañosos y falsas sensaciones de libertad.
Pero este mal no es nuevo. Hace cuatro milenios el rey Salomón, a quien no le faltaba nada, quiso gozar del bienestar, pero experimentó que “esto también era vanidad”, y que “el término de la alegría es congoja” (Eclesiastés 2:1; Proverbios 14:13).
El corazón humano necesita amor verdadero, tiene sed de felicidad y de estabilidad. Quizás usted ha buscado estas cosas en los «paraísos artificiales», en las amistades pasajeras y ha sentido el inmenso vacío que todo eso le deja. Vaya a Jesús; sólo él puede llenar de gozo y paz duradera el corazón de aquel que confía en Dios. ¡Pídale de rodillas que se manifieste a usted! Él le responderá y cambiará su vida.


© Editiorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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