MUJERES MALAS DE LA BIBLIA


Muy pocas tenemos la ambición de ser una mujer mala en la vida.
Aun así, para algunas llega el día en que nos miramos al espejo, y allí está. Tal vez, fuimos rebeldes en la juventud, o caímos en algún hábito adictivo, o nos involucramos con el muchacho equivocado por infinidad de razones erróneas. Quizá nuestro ser interior fue tan vapuleado que pensamos que no nos merecemos algo mejor, o creemos que hemos ido demasiado lejos como para encontrar siquiera el camino de regreso a casa, o llegamos a la conclusión que disfrutamos tanto nuestro vicio preferido que no vamos a dejarlo, de ninguna manera, bajo ningún concepto.

Hay algunas mujeres que interpretan el papel de malas como un distintivo de valentía.
Como dijo Tallulah Bankhead: “Si tuviera que volver a vivir, cometería los mismos errores, sólo que antes”.
La clasificación de “mala” no ha cambiado desde Eva. Allí están todas las características comunes: desobediencia, lujuria, negación, codicia, ira, mentira, adulterio, haraganería, crueldad, egoísmo, idolatría.

La maldad, en otras palabras, el pecado, no tiene que ser tan dramática. Puede ser sutil: una palabra fea, murmurar o chismear, la negación a un pedido, un olvido intencional. Ay, ay, ay. Todo eso hierve en un corazón endurecido para Dios, por más temporal o aislada que sea esa condición, hasta ese punto, todas hemos sido mujeres malas.
Y, como mujer, todas anhelamos ser una mujer buena. Aun así, tuve problemas para aprender de las mujeres que hacían todo bien. Gastaba mi energía comparando, quedándome corta y preguntándome: ¿Cómo ellas pueden hacer eso? Es desalentador, hasta enloquecedor. Ni siquiera me acerca un paso a Dios.
Entonces, por un tiempo, pensé en observar a las mujeres que hacían muchas cosas mal. Debo admitir que empecé a analizar sus vidas con un poco de orgullo y pronto me encontré con la boca abierta al ver las similitudes que había entre esas mujeres y yo.
¿Cómo es posible, Señor? Yo te amo, amo tu Palabra, amo a tu pueblo...? ¿Cómo puede ser que vea tanto de mí en estas viles mujeres? Ay, hermanas, nuestros pecados pueden sorprendernos a nosotras, pero para el Señor no son ninguna sorpresa. Nuestros caminos están a la vista del Señor; Él examina todas nuestras sendas. Proverbios 5:21. Vengan entonces a conocer su contraparte, para bien o para mal.

La introducción que hago de estas diez mujeres malas de la Biblia empezó una década atrás, cuando preparaba una serie de mensajes sobre las mujeres famosas de las Escrituras para una convención nacional cristiana aquí, en Louisville. Para una mujer a quien le gusta divertirse, encontré que este era el material más “carnoso” con el que me haya topado. Saboreé cada jugoso minuto que dediqué al estudio de la Biblia y a la lectura de varios comentarios. Sin mencionar el examen de mi propia vida en yuxtaposición a la de ellas.¡Uuups! Grave error. Sara fue muy fiel. Ester fue muy valiente. María fue muy inocente. Yo no tenía nada de eso. Entonces, busqué a Jezabel y algo me hizo tictac adentro. Me identifiqué con su personalidad arrolladora. Entendí su necesidad de control, simpaticé con sus estallidos emocionales... y quedé horrorizada cuando llegué a su espantoso final. De acuerdo, era una mujer mala, pero ¡ella me enseñó lo que no tengo que hacer en mi matrimonio! Allí fue donde se plantaron las semillas en mi corazón para este libro. Estas historias se encuentran en la palabra de Dios con un buen propósito.

Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en la justicia. 2 Timoteo 3:16. ¿Por dónde empezar? Por la primera mujer mala: Eva. Por supuesto, la maldad tuvo que haber comenzado en algún lado.
Luego encontré tres mujeres que fueron malas hasta los huesos: La esposa de Potifar, Dalila y Jezabel. De estas tres mujeres no quedó registrada ni una sola palabra de bondad. Fueron mujeres con patrones de vida pecaminosa, sin ninguna evidencia de remordimiento, o deseo de cambiar; mujeres que pecaron con gusto, desde el mal comienzo hasta el amargo final. Debido a estar hechas a imagen de Dios, como nosotras, estas mujeres malas no estaban podridas hasta la médula. Solamente se comportaban de esa forma. ¡Y eran muy convincentes! Otras tres mujeres fueron malas por un momento. La esposa de Lot, Safira y Mical fueron tres buenos... este... malos ejemplos de mujeres que cometieron una colosal metida de pata. Un gran error que cambió sus vidas y que fue un tremendo llamado de atención que quedó registrado para la posteridad, resonando a lo largo de los siglos. Estas tres mujeres fueron, desde todo punto de vista, creyentes en el único Dios verdadero al principio, pero, obligadas a tomar una decisión, cada una de ellas escogió desastrosamente.
Finalmente, mis mujeres preferidas: aquellas que fueron malas por una temporada, pero no para siempre: Rahab, la Mujer en el Pozo y la Mujer Pecadora que ungió los pies de Jesús con sus lágrimas.
A pesar de contar en su haber con un pasado pecaminoso, estaban dispuestas a cambiar y ser cambiadas. ¡Qué gozo es ver sus encuentros con Dios que las redimieron para toda la eternidad!


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