Por Joyce Meyer
Estas
fueron las palabras de una mujer como tú o como yo que manifestó lo que
siente en su corazón después de leer ¿y que si estoy soltera?
Dijo: “Ojala
se hubiese profundizado más en el Espíritu de soledad que algunas veces
perturba y genera impaciencia en las mujeres solteras mayores de 25”.
Por ello en esta ocasión quiero prestar importancia a su inquietud y bajo la dirección de Dios hoy escribir acerca de esto.
“Todo
tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su
hora: Tiempo de nacer y tiempo de morir; tiempo de plantar y tiempo de
arrancar lo plantado; tiempo de matar y tiempo de sanar; tiempo de
destruir y tiempo de construir; tiempo de llorar y tiempo de reír,
tiempo de estar de duelo y tiempo de bailar” Eclesiastés 3: 1-4.
La
falta de una pareja habla de un vacío importante, pero de ninguna
manera define a la persona total. Todos necesitamos sentirnos amados,
valiosos, importantes, pertenecientes, capaces y útiles para el sexo
opuesto y eso llegará en su debido momento. Tú decides continuar o parar
de sentirte infeliz.
Mi madre siempre decía que si a ti te aprieta un zapato lo más lógico es que te lo quites y tu pie descansara.
Es
el ser humano quien decide si acoge en su corazón el sentimiento que le
quita la paz o se libera de algún modo. Dios tiene su mano tendida para
levantarte en victoria, por dura que consideres la prueba ya sea porque
estas sola, o porque te separaste o enviudaste, Dios es un Dios fiel y
tiene grandes cosas para nosotros, en su tiempo y no en el nuestro.
Impacientarse
lleva a forzar situaciones que no vienen de Dios. La perturbación no
puede ser la constante, los inoportunos comentarios de amigas no te
pueden quitar la paz, la comparación con las demás, la autocompasión por
tu frustración, y la presión del mundo no quita ni pone un codo más a
tu estatura. Eso sólo lo puede hacer Dios.
Cuando
decidas parar de auto compadecerte o de desesperarte porque no tienes
una pareja con quien compartir tanto amor que tienes para dar; en ese
momento te llegará lo que esperabas tan ansiosa. Aprovecha el tiempo de
tu soltería estableciendo relaciones de amistad y gozándote
responsablemente ese tiempo libre ahora que puedes.
Dios
ya tiene un ser para ti, el que tú quieres, como lo quieres, no
presiones la obra de Dios, no reniegues, porque de eso se alimenta el
enemigo para hundirte en depresión y hacerte sentir fea, vieja y demás
sentimientos de baja autoestima.
Un
buen día me pare, lave mi cara y decidí creerle a Cristo, y decidí que
el refugio de mis aflicciones no estaba e en la búsqueda incansable que
me generaba impotencia, un buen día dije paro de sufrir. Hoy no lloró
más, hoy decido quitarme el zapato que me aprieta, hoy decido no ser más
mártir de mis emociones. Hoy decido entregar mis penas a Dios y
suplicarle que me invada de su espíritu santo. Hoy decido ser
consecuente con lo que digo y con lo que hago. Hoy decido cerrar las
puertas de mi corazón a la angustia, a la ansiedad, a la impotencia, a
la baja autoestima, hoy decido ser feliz y esperar en Dios y su hijo
Jesucristo.
Debes
quitarte el zapato que te aprieta y descansar tu pie. Debes amar a
Dios, entregarle lo que sientes y pedir que el haga su voluntad en ti
que es agradable y perfecta. Por lo demás eres una criatura de Dios, la
impaciencia te angustia y te quita la paz pero, esta en ti dominar tus
emociones y no que ellas te dominen a ti.
“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1: 7)