Como la Tortuga


"… yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia" (Juan 10:10).

Un pequeño niño se admiró al ver una tortuga andando aún después de tener la cabeza cortada. Su padre le dijo: "La tortuga está muerta, pero no sabe de eso". Podemos también preguntarnos,  algunos de nosotros somos así como la tortuga. Sería bueno si, de vez en cuando, tomásemos nuestra pulsación espiritual para saber si aún estamos vivos.

Cuando Cristo entra en nuestros corazones, una alegría nos invade y sentimos que nuestra vida es verdaderamente abundante. Todo cuanto hacemos nos trae satisfacción, percibimos la belleza de las cosas creadas por Dios, los defectos de las personas parecen desaparecer, un cántico de regocijo mueve nuestros días en cualquier circunstancia.

De una cosa tenemos plena certeza: ¡estamos vivos!

Pero, muchos de nosotros, a lo largo del tiempo y con el venir de luchas y enfados, empezamos a enfriarnos. El coloreado de las cosas va se apagando, el placer de servir ya no es más marcante, la alabanza constante empieza a dar lugar a quejas y murmuraciones, y ya no tenemos más certeza de que estamos, realmente, vivos.

Todo nos disgusta, las situaciones nos acongojan, la sonrisa de los amigos nos enoja, nos escondemos de todos y de nosotros mismos. Caminamos, como la tortuga, y ni nos damos cuenta de que estamos muertos espiritualmente.

Pero, la tortuga andará solo algunos pasos y no vivirá más, y nosotros, podemos dejar que, nuevamente, Jesus, la Cabeza del cuerpo, vuelva a darnos la vida con el gozo de antes.

Si usted se siente sin vida, deje a la Vida hacerle revivir. Si usted siente falta de paz, de esperanza, de fuerzas y de alegría, entregue su vida al único que puede  transformarnos y nos llenar de plena felicidad.

Esté vivo… ¡Jesus es Vida!


http://www.devocionalescristianos.org/

  • Digg
  • Del.icio.us
  • StumbleUpon
  • Reddit
  • RSS